Señoras y señores, he aquí una historia que no llega a hacer historia, es pelea por los cuatro costados y se derrama con uñas y con dientes. Yo soy Bella, soy ella, alguien que ni cara tiene porque ¿qué puede saber una del propio rostro? Un vistazo fugaz ante el espejo, un mirarse y des-reconocerse, un tratar de navegar todas las aguas en busca de una misma cosa que no significa en absoluto encontrarse en los reflejos. Los naufragios. El preguntarse a cada pasito la estúpida pregunta de siempre ¿dónde estamos? Dónde mejor dicho estaremos consolidando nuestra humilde intersección de tiempo y espacio que en definitiva es lo poco o mucho que tenemos, lo que constituye nuestra presencia en ésta. Esta vida, se entiende, este transcurrir que nos conmueve y moviliza.
—Luisa Valenzuela, Cambio de armas
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