Dieguito tostado
Apenas te ví y ya me parece que fue un sueño. Cuánto faltó, cuánto sobró. Decirte que te extrañé mucho, decirte que te quiero. Que regresaste cambiado… ya lo sé. Te fuiste a cambiar. Tu tiempo conmigo fue un ensayo de la vida sin ella, de la vida con una parte tuya que nació en otro lado. Decís que hay ciclos y desesperación, pero tu historia sigue siendo un enigma en sus fragmentos. Me muero de ganas de abrirte las puertas de mi vida de par en par otra vez. Pero eso está de sobra: lo que me toca es ir cerrando, suavemente para no herirnos mucho más. Y te veo alejarte, desde el umbral de tu vida en la que a veces fui una huésped demasiado entusiasta. Mi Dieguito, tostado por soles lejanos, cómo besar tus pequitas radiantes y ver cómo me vas borrando, sin llorar.
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