schizolimpieza
Voy a beber de tu té como si vos estuvieras aquí enfrente mío. Es como una pipa de la paz que nunca fumamos juntos, aunque a veces soñaste con hacerlo y aunque hicimos el amor en tus palabras, como una tregua, no llegamos a compartir el ritual.
Si estuvieras frente a mí te quisiera decir lo que dijo el profesor: en el amor nunca se coincide. Siempre uno ama más que el otro, siempre se ama a destiempo. Así parece. Estar sola en el amor es estar como en la desesperación, en una playa interminable. Solos, cada uno en el paralelodeseocuerpo que le corresponde. Llegar a la hora convenida – pero encontrarse solo, un siglo antes, o un siglo después.
Quiero lavarme de todas las cosas que no debo decir. Decir: Rey Sol, te extraño y quisiera que hubiésemos podido. Besarte ahora sería delicioso, besarte ahora sería insoportable. Decir: Vagamundo, nunca me voy a explicar tanto amor pero ahora te echo tanto de menos. No sé como arrancarme esta alucinación de tu sonrisa, no sé cómo persistís en mi piel interior, tan vivo como siempre.
Decir: Padre, por tu culpa soy así. Decir: Madre, ya tus respuestas no me ayudan.
Decir: Compañero de lucha, siempre te quise. Esta vez fuiste vos el que me dejó a mí, aunque pensaste que yo ya me consideraba mucho para vos. No es así, pero de esta manera vos salís ganando, el ofendido.
Y al amor que me lacera el costado, tanto decir. Cómo decir. Decir que no me atrevo a poseer el valor con el que pienso, basta. No quiero a nadie, no quiero nada, no quiero ser suave ni amorosa ni dulce ni porosa. Quiero coraza dura, quiero dormir, quiero hundirme y llorar hasta morir y no necesitar a nadie nunca más. Nunca en la vida ví a mi padre tan hundido en mí.
Quiero decir: El amor es un regalo. ¿Con qué derecho me pasás hoy la cuenta? Ni en mis peores momentos yo te exigí nada, si sufriste fue a sabiendas y a cambio de mucho, tal vez demasiado.
Sería tan fácil prescindir de vos, niño exigente, dejarte pataleando y exigiendo lo que no me nace y tal vez me naciera si no me lo exigieras. Hoy me planteás tu cansancio como si todo aquello que tuviste que demostrarme hubiera sido sólo por inventos míos. Pero han sido muchas veces tus espectros, y yo los he calmado.
Sexo, maldito sexo y sus malditas trampas. Prescindir del deseo, prescindir del hambre del alma que busca saciarse en el refugio de otro cuerpo.
Violento y obsesivo, me hacés brotar las emociones más fuertes que nunca sentí. ¿Y eso cómo se llama?
Y si el amor es esta soledad ciega, este achicar los ojos y buscar en una playa inmensa, a ese otro que ya se fué, o que aún no ha llegado, entonces debe ser el amor como una fé, como una fé puro terror.
Quiero lavarme de todas las cosas que no debo decir. Decir: Rey Sol, te extraño y quisiera que hubiésemos podido. Besarte ahora sería delicioso, besarte ahora sería insoportable. Decir: Vagamundo, nunca me voy a explicar tanto amor pero ahora te echo tanto de menos. No sé como arrancarme esta alucinación de tu sonrisa, no sé cómo persistís en mi piel interior, tan vivo como siempre.
Decir: Padre, por tu culpa soy así. Decir: Madre, ya tus respuestas no me ayudan.
Decir: Compañero de lucha, siempre te quise. Esta vez fuiste vos el que me dejó a mí, aunque pensaste que yo ya me consideraba mucho para vos. No es así, pero de esta manera vos salís ganando, el ofendido.
Y al amor que me lacera el costado, tanto decir. Cómo decir. Decir que no me atrevo a poseer el valor con el que pienso, basta. No quiero a nadie, no quiero nada, no quiero ser suave ni amorosa ni dulce ni porosa. Quiero coraza dura, quiero dormir, quiero hundirme y llorar hasta morir y no necesitar a nadie nunca más. Nunca en la vida ví a mi padre tan hundido en mí.
Quiero decir: El amor es un regalo. ¿Con qué derecho me pasás hoy la cuenta? Ni en mis peores momentos yo te exigí nada, si sufriste fue a sabiendas y a cambio de mucho, tal vez demasiado.
Sería tan fácil prescindir de vos, niño exigente, dejarte pataleando y exigiendo lo que no me nace y tal vez me naciera si no me lo exigieras. Hoy me planteás tu cansancio como si todo aquello que tuviste que demostrarme hubiera sido sólo por inventos míos. Pero han sido muchas veces tus espectros, y yo los he calmado.
Sexo, maldito sexo y sus malditas trampas. Prescindir del deseo, prescindir del hambre del alma que busca saciarse en el refugio de otro cuerpo.
Violento y obsesivo, me hacés brotar las emociones más fuertes que nunca sentí. ¿Y eso cómo se llama?
Y si el amor es esta soledad ciega, este achicar los ojos y buscar en una playa inmensa, a ese otro que ya se fué, o que aún no ha llegado, entonces debe ser el amor como una fé, como una fé puro terror.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home