7.31.2006

para ser gitana

Después de llegar a su destino, tire las maletas y sáquese la ropa. Recorra la casa de cabo a rabo desnuda, o en su camisón más rico.

Arregle y perfume la cama para que de noche, por más extraña que esa habitación sea, usted pueda soñar con los angelitos.

Abra ventanas, prenda ventiladores, destierre el moho y el polvo. ¿Tiene una velita? Préndala.

Haga del baño su santuario personal, el lugar donde mimará y adornará su cuerpo antes de que intervengan las miradas y la opinión de los demás.

Colme la cocina, corazón de la casa, con lo que le gusta comer, no importa si es pan integral, barras de chocolate o ambas cosas.

Desparrame libros por todos lados.

Sueñe con agasajar a sus seres queridos en el espacio que está, por el momento, vacío.

Escriba. Goce de la exquisita soledad que la acompaña.

Dedíquese a pulir su alma

y todos los días

regálesela al mundo como la única joya que posee.

(Siga su camino.)

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