…o más. Maldito desequilibrio: ¿me pensarás igual? Maldita indiferencia a la felicidad que tengo puesta en bandeja, malditas ganas de sufrir por lo que no me conviene.
“Tengo la suerte de escribir tan sólo para mí y mi lector imaginario. Todo lo que escribo es para contar un cuento, pero también para decirle a ese blanco imaginario de mi afecto: Ámame. Ámame.” —Jo Wypijewsky
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