2.22.2006

mooooo

Lola querida:
Hoy se me ocurre que lo malo de acercarse fácilmente a las personas es que después es difícil alejarse de ellas. Específicamente, de ellos. Cuando lo corté, uno me dijo, dolido pero con aire de seguro de sí mismo: “No sabés lo que estás perdiendo” (posiblemente me haya dicho, “de lo que te estás perdiendo”). Hoy pensé que es cierto: en ese momento no pensé muy bien en todo lo que significaba para mí, y en lo que iba a extrañarlo, un año después. (Más noche me acordé del día que se fugó, en mi cara, con una niña que no le valió para nada. Me volvió a doler y entonces me acordé por qué tuvo que acabarse). También me acordé del que me perdió a mí y no se dio cuenta de lo que estaba perdiendo. Y lo que me asombra es, ¿por qué perdono todo tan fácilmente? En lo secreto de mis pensamientos, no importa lo malo que me hayan hecho, los extraño. Echo de menos lo que me regalaban—bromas, canciones, la cara que no le mostraban a nadie más, la intimidad que compartían conmigo. Y en honor a esa intimidad, es insultante incluso que los refiera en masse. Realmente. Pero ... ¿qué queda, ahora que nos perdimos? Rumiar. Como las vacas. (Me pasa mucho más esta noche, pero no me da la energía para contarlo. Me escondo de mí. Trato de mantenerte al tanto).
Siempre tuya,
—La Frida

2.18.2006

pura vida

El rotulito decía: COSITA RICA. Sin darme cuenta, empecé a darle vueltas a la frase, hasta que pillé un calorcito que me cosquilleaba por los muslos. Momento: volví a leerlo: COSTA RICA. Ah. Qué lástima.